Oigo gritos en la calle
me asomo tras los cristales.
Otro padre de familia
que jamás verá la luz del día.
Otra familia rota
que pan no llevará a su boca.
Y yo escondida en la habitación
donde no hay más que un jergón
y un hombre sangrando
que con mil lágrimas voy curando.
Temerosa de pedir ayuda
porque ni siquiera hay un cura
que tenga algo de piedad
y no acuda a la autoridad
cuando se entere de su trance
sin esperar al desenlace.
Ayer luchó con valentía
Mañana morirá con cobardía.
Porque ayer éramos republicanos
y hoy estamos condenados.
Porque ayer libres éramos
mas nuestra lucha será sólo el eco,
de lo que pudo ser y no fue
y que jamás se volverá a ver.
Presentado para "Séptimo certamen de poesía mujeres silenciadas argentina rubiera"
No hay comentarios:
Publicar un comentario