Los hermanos
Cua, Cuo, Cui se despertaron asustados cuando escucharon un extraño sonido:
-
¡Hip! ¡Hip! – salía
de dentro de su pobre hermanito Cui que abría muchísimo los ojos y no conseguía
hablar.
-
¿Qué te has tragado?
- preguntaba Cua abriéndole el pico.
-
¿Qué te has
escondido? – preguntaba Cuo levantándole el ala.
A lo que Cui
sólo respondía:
-
Hip, Hip – abriendo
mucho el pico.
Buscaron
desesperados a Mamá Pata y, al no encontrarla, salieron en busca de alguien que
les ayudase.
En el estanque
donde aprendían a nadar encontraron a un pez:
-
Señor Pez, mi
hermanito Cui se ha tragado algo y no sabe cómo sacarlo…- decía Cuo.
-
Hip, Hip – terminaba
contestando Cui.
-
Qué extraño sonido –
decía el Señor Pez moviendo las agallas - tal vez si bebes mucha agua consigas
ahogarlo…
-
Muchas gracias -
contestaron al unísono Cuo y Cua – Hip,
hip – añadía Cui.
El pequeño Cui
comenzó a beber y a beber agua hasta hartarse. Se levantó, miró a sus hermanos,
pero cuando abrió el pico sólo pudo decir:
-
Hip, Hip – y se echó
a llorar.
Siguieron
andando y se encontraron con una gallina que escarbaba la tierra.
-
Señora Gallina, mi
hermanito Cui se ha tragado algo y no sabe cómo sacarlo… - decía Cuo.
-
El Señor Pez nos ha
dicho que bebiese mucha agua pero no se le ha pasado – añadía esta vez Cua.
-
Hip, Hip – terminaba
contestando Cui.
-
Qué curioso, nunca
lo había oído – levantaba la cabeza la Señora Gallina mientras con las patas
seguía removiendo la tierra – tal vez si comes mucho se vaya ese ruido… -
añadió la Señora Gallina mientras agachaba la cabeza para seguir comiendo.
-
Muchas gracias -
contestaron al unísono Cuo y Cua – Hip,
hip – añadía Cui.
Se fueron
corriendo a su comedero y Cui comió y comió pero cuando abrió el pico sólo pudo
decir:
-
Hip, Hip.
Como Mamá Pata
seguía sin aparecer, decidieron seguir buscando quien les dijese cómo solucionar
el problema. Y Cui, que estaba lleno de agua y comida, no conseguía
alcanzarles.
Siguieron
andando y se encontraron con un cerdo que se entretenía jugando en el barro:
-
Señor Cerdo, mi
hermanito Cui se ha tragado algo y no sabe cómo sacarlo… - decía Cuo.
-
El Señor Pez nos ha
dicho que bebiese mucha agua, la Señora Gallina que comiese mucho, pero no se
le ha pasado – añadía esta vez Cua.
-
Hip, Hip! –
terminaba diciendo Cui.
-
Hum… déjame que
piense… - decía el Señor Cerdo agitando la cabeza – tal vez la solución esté en
cerrar el pico y no respirar para que se ahogue el ruido…
-
Muchas gracias -
contestaron al unísono Cuo y Cua – Hip,
hip – añadía Cui.
Esta vez fueron
los tres hermanitos quienes se decidieron a hacerlo mientras se alejaban de la
cochinera. Después de unos segundos, los tres los abrieron para volver a
respirar y Cui sólo pudo decir:
-
Hip, hip!
Siguieron
andando por la granja y se encontraron con un caballo.
-
Señor Caballo, mi
hermanito Cui se ha tragado algo y no sabe cómo sacarlo… - decía Cuo.
-
El Señor Pez nos ha
dicho que bebiese mucha agua, la Señora Gallina que comiese mucho, el Señor Cerdo
que no respirase, pero no se le ha pasado – añadía Cua.
-
Hip, Hip! –
terminaba diciendo Cui.
-
¿Habéis probado a que
alguien le de un susto?
-
Muchas gracias -
contestaron al unísono Cuo y Cua – Hip,
hip – añadía Cui.
Olvidándose de
los consejos de su mamá de no alejarse demasiado, no tardaron en salir de la
granja y adentrarse en el bosque. Allí, entre la espesura, se encontraron con
un oso, que los miraba.
-
Se-se-se-ñor Oso, mi-mi mi herma-ma-nito Cui…
-
Grrr!!!! – gruñó el
oso y salieron asustadísimos dispuestos a no adentrarse más en el bosque.
Corrieron y
corrieron hasta regresar a la granja y finalmente encontraron a Mamá Pata.
-
Hijos míos, ¡qué
alegría! ¡no os encontraba por ningún lado! – dijo abrazándolos.
-
¡Mamá, mamá! –
contestaron a la vez los tres hermanitos.
-
Cui, ¡ya no te sale
ese ruido del pico! – dijeron Cua y Cuo.
-
Es verdad – dijo
Cui.
Cuo fue a
hablar y lo único que le salió fue:
-
Hip, hip – abrió los
ojos asustado y miró a su mamá y sus hermanos.
-
Nooooo – dijeron Cua
y Cui.
-
Ja, ja, ja – se rió
Cuo. – Era una broma. ¡Os lo habéis creído!
Cua y Cui
movieron las alas enfadados y se acercaron a su mamá para abrazarla.
-
No se gastan bromas
– le renegó. – Lo que vuestro hermano tenía se llama hipo. Pero no pasa nada.
Viene y se va cuando quiere.
Se quedó
mirándolos un momento y, guiñándole un ojo a Cuo, gritó:
-
Hip, hip.
-
¡Hurra! –
contestaron los tres hermanos echándose a reir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario