martes, 8 de julio de 2014

LA VISIÓN II

El globo ascendía. Metió la mano en el bolsillo y sacó el mechero. Jugó con él mientras contemplaba su obra.
Miles de llamas lo cubrían todo. Los gritos se apagaban. Los cuerpos, inertes, se consumían.
Aquellos que se burlaban de él, ya no estaban. Comenzó a reír, cada vez más fuerte. No podía parar. Tosió e intentó inspirar una gran bocanada de aquel humo negro con ligero olor a chamusquina.
Siguió riendo. Se agarró a una de las cuerdas que unían el globo a la cesta y se tambaleó. Se dobló y cayó al vacío.

Su carcajada paró cuando chocó contra el suelo. La risa, el golpe y las llamas habían acabado con su vida.

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