Una niña paseaba por el bosque distraída. Cogía las flores, las olía y las guardaba en un cesto.
Un hada revoloteaba juguetona entre las margaritas.
Ambas se asustaron y gritaron cuando se vieron.
- No creo en las hadas, no creo en las hadas - decía la niña.
- No creo en las niñas, no creo en las niñas - deseaba el hada.
Y ¡puf! Las dos desaparecieron.
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