
Todos se rieron
ante su respuesta y él se quedó serio.
Unos meses más tarde,
el incendio con el que había soñado se hizo realidad. El fuego lo engullía
todo.
Juan y sus
amigos corrían en dirección al globo.
-
Sálvate – le dijeron. – Ya no podemos más – añadieron parándose.
Lloraban mientras veían acercarse las llamas y
el humo los ahogaba.
Se subió al
globo y comenzó a ascender. Se metió una mano en el bolsillo y sacó una caja de
cerillas.
- A veces hay
que dar un pequeño empujón para que los sueños se hagan realidad – pensó echándose
a reír mientras contemplaba su obra.
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